En el libro de los Hechos, Lucas, el autor, nos narra el origen y la difusión de la fe cristiana primitiva. Incluye la transmisión del evangelio de los judíos a los gentiles (personas no judías) y recoge la conversión del apóstol Pablo y su viaje desde Jerusalén a Roma.

La iglesia primitiva creció a través de los creyentes que viajaban a nuevas ciudades y países, que compartían las buenas noticias de la muerte y resurrección de Jesús y cómo el perdón de los pecados (la salvación) era para todos los que creyeran en Jesús.

El aumento de creyentes coincidió con el declive gradual del Imperio romano, que entendió que hacerse con el control de la iglesia serviría para mantener su autoridad. Aquella fusión del institucionalismo romano y de la fe cristiana convirtió a la iglesia floreciente en lo que hoy conocemos como la Iglesia Católica Romana: una estructura institucional y jerárquica revestida de lenguaje y simbolismo cristianos, que se ha constituido para ser a la vez iglesia (un grupo de personas) y estado (un grupo que gobierna a las personas).

Para el católico romano, la salvación se ha convertido en un camino sacramental, en lugar de ser un regalo recibido únicamente por tener fe en Jesús.

La iglesia primitiva que encontramos en el libro de los Hechos estaba compuesta simplemente por grupos de creyentes en Cristo, unidos por su deseo de glorificar a Dios y compartir las buenas noticias de Jesús. Entonces, ¿cómo se convirtió la Iglesia Católica Romana en un sistema religioso y una sociedad jerárquica que se ha colocado a sí misma como administradora de la gracia de Dios a sus seguidores?

En esencia, la Iglesia Católica Romana parece haber manipulado el evangelio e ignorado la Biblia para crear una versión de la salvación que depende de la mediación de la iglesia para distribuir la gracia de Dios a través de los sacramentos. Y este falso evangelio que asegura la necesidad que la humanidad tiene de la Iglesia Católica Romana, hace posible que la Iglesia Católica Romana y el Papa tomen y retengan el poder y el control.

La Biblia dice que la salvación se obtiene a través de la fe en Jesús. Pero lo que la Iglesia Católica Romana hizo fue desviarse de lo que la Biblia dice e introducir su propia doctrina y enseñanza que se ha convertido en el cimiento sobre el cual se levanta.

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